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La atención en la era de la distracción

Tecnología y Sociedad

Por Tecnología y Sociedad

La proliferación de medios y de estímulos informativos (desde el WhatsApp hasta Facebook) hace que a la gente le cueste muchísimo concentrarse en cualquier cosa. Los efectos de un estado permanente de distracción se hacen visibles muy especialmente en la incapacidad de la mayoría de las personas para abordar textos o ideas que requieran algún tipo de concentración, prefiriendo los textos breves, las listas, etc.

El deterioro de nuestra atención está afectando profundamente nuestra vida, nuestra percepción, nuestro conocimiento.

En un mundo donde los chequeos y las distracciones mandan sobre lo que estoy haciendo, donde trabajar en equipo es sinónimo de «te interrumpo cuando me viene bien», donde una notificación es más importante que la persona que tengo delante, y donde la multitarea se pondera como algo positivo, que una persona sepa centrarse en lo que está haciendo, cada vez cuenta más. Mucho más.

Porque la atención primero, y la concentración después, no solo atañe a estar aquí y ahora, totalmente consciente y presente, sino que es la manera de que yo aproveche al máximo el tiempo que tengo, y que haga las cosas de manera extraordinaria. Todo lo bueno que tienes y eres está ahí contigo, pero es la Atención quien, como si se tratara de un pegamento especial, lo compacta todo y lo concentra en un solo punto: una tarea, una persona, una reunión, una negociación, un rato de descanso, una charla con un familiar, la lectura de un libro, una puesta de sol…

En el "enfermo de la Atención" los principales síntomas son:

  • La incapacidad para estar en lo que está durante un cierto tiempo,
  • Chequear impulsivamente mensajes y buzones, parar constantemente lo que está haciendo ante cualquier notificación,
  • E intentar hacer varias cosas a la vez en vez de centrarse en una sola tarea.

En un mundo saturado de estímulos potentes y veloces, la atención humana ha devenido en un recurso escaso.

La atención es el proceso conductual y cognitivo de concentración selectiva de la información. Prestar atención es fijar la mente en objetos o pensamientos, durante el proceso perceptivo.

“Es la atención lo que determina tu realidad”, le dice el maestro Yoda a Luke Skywalker, en la película La Guerra de la Galaxias, al sugerir que ahí reside la puerta de entrada al cerebro, que es el órgano que controla nuestra conducta.

Nuestros receptores sensoriales se ven afectados por múltiples estímulos. Sin embargo, en un momento determinado nuestra mente tiene que seleccionar una parte de esa información (y descartar otras) y eso lo hace cuando presta atención.

Estamos hablando de la capacidad cognitiva de enfocarse, de manera exclusiva y durante un tiempo determinado en algo, con el objeto de entenderlo y grabarlo en la memoria.

La capacidad de una persona de estar aquí y ahora, centrado y «enchufado» a lo que hace se está perdiendo. Vivimos y trabajamos a tirones. Empiezo-paro-retomo-paro-reinicio-vuelvo a parar. Y así con una tarea y otra, un día y otro y otro. Por el camino quedan muchas cosas pero al final, la mayoría, lo reducen todo a la clásica y amarga queja de «no me llega el tiempo».

Y esa intermitencia a la que nos hemos sometido con las distracciones y la multitarea, tiene un precio cada vez mayor en el profesional y las empresas: el trabajo tiene menos calidad, se pone menos detalle, hay menos precisión y originalidad.

El problema por supuesto no es la Tecnología, que muchos tienden a demonizar al hablar de estas cosas. La culpa reside en nuestra grave falta de Hábitos para utilizarla bien. Las aplicaciones del móvil, la comunicación instantánea, la colaboración interactiva, el Correo mismo… todo ello es fantástico, pero con Hábitos. Sin reglas ni pautas de uso inteligente, no son más que armas de destrucción productiva.

Piensa por ejemplo en la última hora. ¿Cuántas veces has interrumpido una tarea o actividad que habías empezado por un correo, un mensaje o una notificación de cualquier app? Realmente, ¿quién manda sobre tu tiempo de trabajo? ¿Quién dicta lo que haces, lo que empiezas o si vas a poder terminar esto?

La gran mayoría de las personas responden que mandan las prioridades, los objetivos, los proyectos. «Lo importante», solemos decir. Esa es la teoría, porque en la vida real quienes mandan son las distracciones y las notificaciones.

Fíjate qué paradoja: nunca en la Historia habíamos estado tan conectados, y nunca en la Historia habíamos estado tan desconectados… de lo que tenemos delante.

La Atención primero, y la Concentración después, es lo que hace que el resto de tus cosas funcionen. Todo lo que tienes y eres (estudios, conocimiento, experiencia, creatividad, análisis…), trabaja a pleno rendimiento y como un equipo, cuando estás atento y concentrado.

Afortunadamente, la capacidad de Atención es algo que se puede entrenar, sólo es cuestión de trabajar en los hábitos personales.

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