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Provinciales

El arzobispo Puíggari reconoció que "deben ser entre 12 o 13" las víctimas abusadas por el cura Ilarraz

 El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Puíggari, reconoció que “deben ser entre 12 o 13” los seminaristas abusados por el cura Justo José Ilarraz, en el establecimiento religioso capitalino; El dato lo reconocieron no menos de dos curas y había sido omitido en la reconstrucción de la crónica sobre la reunión en el Centro Mariápolis, el día después de la primera publicación sobre el tema; La frase del alto prelado paranaense se produjo cuando trazó un panorama del resonante caso, ante cerca de cien sacerdotes de la diócesis local; Allí también confirmó que “solamente están asentadas 3 víctimas” en el juicio diocesano ordenado por el ex arzobispo y actual cardenal, monseñor Estanislao Esteban Karlic, que nunca tuvo resolución del tribunal clerical santafesino.

 ales sacerdotes adelantaron a este sitio que están esperando ser convocados por la justicia para ratificar lo aseverado en Mariápolis por Puíggari ya que consideran “de vital importancia, porque están reconociendo la gravedad de los hechos”.Los datos van apareciendo día a día. Aquella vez, cuando este mismo sitio publicó una crónica sobre lo sucedido en el Centro Mariápolis, el día después de la publicación de la primera nota de la revista ANALISIS que sacó a la luz los casos de abusos de menores en el Seminario de Paraná, cometidos por el cura Justo José Ilarraz, hubo una información que impactó. Fue cuando uno de los curas allí presentes –quien actualmente no se encuentra en Paraná, pero que realizara una encomiable tarea social y religiosa en barrios de esta ciudad- reveló ante sus pares que tanto él como su amigo Ilarraz, fueron violados cuando tenían entre 10 y 11 años, en el mismo Mariápolis, cuando el lugar era como la etapa previa infantil al ingreso al Seminario.

En ese encuentro, convocado de urgencia por el arzobispo Puíggari, secundado por el cardenal monseñor Estanislao Esteban Karlic –ambos, precisamente, seriamente cuestionados por el rol pasivo y negligente que tuvieron al conocerse los casos de corrupción de menores en el Seminario Menor, en 1993- se ubicaron al frente de un auditorio de por lo menos cien curas, provenientes de Paraná y localidades cercanas, como así también Diamante, Santa Elena y La Paz, entre otras. Quien tomó el uso de la palabra fue Puíggari. El alto prelado trazó un panorama de cómo actuaron él y Karlic en el ’93, cuando se conocieron los hechos que involucraban directamente al cura Ilarraz, en el abuso de numerosos menores de entre 12 y 14 años y se mostraron tranquilos con lo realizado. El mensaje fue algo así como: “el Arzobispado de Paraná hizo lo que debía hacer, según las leyes de la Iglesia” y el cura Ilarraz fue desplazado de la Diócesis.

Claro que nunca aclaró por qué jamás acudieron al Poder Judicial para radicar una denuncia ni por qué no reclamaron por su expulsión de la Iglesia. Pero a su vez, Puíggari advirtió sobre la “filtración” de datos que podía existir hacia la prensa; se prohibió todo contacto con los medios de comunicación y se remarcó que se sabía que “la información salió desde acá; uno de los religiosos de este lugar fue quien contó lo que pasó”, acotó.

Puíggari se dio tiempo también para tratar de descalificar lo publicado por ANALISIS, al señalar que solamente estaban registrados en el Arzobispado un total de “tres casos” de víctimas de Ilarraz, pero a su vez acotó que “solamente deben ser 12 o 13” los ex seminaristas abusados por el cura residente en la provincia de Tucumán. “El dato es grave, porque se está reconociendo el alto número de víctimas que existieron y no hay dudas de que la cifra es mayor”, indicó uno de los sacerdotes presentes, quien argumentó que, evidentemente, el nerviosismo que existía esa mañana, hizo que se obviara tal información, que recién se pudo reconstruir en estos días, cuando repasaron sus apuntes. “Somos varios los que estamos esperando a ser citados, para ratificar plenamente ese dato consignado por monseñor Puíggari”, acotó.

Poco después se abrió el debate, para que cada uno de los curas que quisiera hacerlo, opine al respecto. Tomó la palabra un cura de La Paz y luego le siguió un sacerdote de una ciudad cercana. “Tanto yo como el padre Justo fuimos abusados en este mismo lugar, cuando éramos dos pequeños”, dijo el sacerdote, provocando un silencio casi sepulcral en el auditorio del Centro Mariápolis. Prácticamente todos los presentes agacharon la cabeza, porque el golpe de la frase fue muy fuerte; nadie se esperaba una confesión de esa naturaleza, casi al corazón y más de 40 años después. “Pobre Justo; él no pudo hacer nada con su herida. Yo lo superé y pude seguir por el buen camino”, acotó el conocido presbítero paranaense, que cumpliera diversas funciones en la capital entrerriana en los últimos tiempos y que se ordenara un año después de Ilarraz, porque demoraron tal instancia, pero que fue compañero del cura pedófilo desde 1969 hasta que finalizaron la etapa educacional religiosa.

En esa época, el Mariápolis era una casa vieja, con curas y monjas, y estaba considerado el Pre-seminario, al que acudían niños de 10 y 11 años. Luego, pasaban al Seminario Menor de Paraná. El lugar tenía un director, pero dependía del arzobispo Adolfo Servando Tortolo, quien estaba en pleno apogeo y ya con buenas relaciones con el general Juan Carlos Onganía -que conducía el país cruzado por el poder militar- y el gobernador entrerriano, brigadier Ricardo Favre.

Lo que se espera es que cuando sea citado a declarar monseñor Puíggari recuerde el dato que puso a consideración del resto de los sacerdotes y que tanta conmoción provocó, por más que nadie se lo reconoció en ese momento.

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